¿Una brujita que teje con papel y lapicera?
¡Vaya prodigio, qué mágica hechicera!
En punto arroz escribe poemas.
En punto inglés, libretos para escena.
En Santa Clara, historias verdaderas...
Si es con ganchillo...¡Prodigios en espera!

(Regalo de María Alicia Esain)

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martes, 21 de octubre de 2014

EL BALÓN


Juan Ángel Parejo vuelve a ofrecernos otra de sus creaciones para los más peques. A la mayoría de los niños les encanta jugar al balón, y esta vez nuestro amigo Juan Ángel se ha metido en la piel de uno de ellos para escribir este bonito relato-carta.
EL BALÓN

                        Queridos papá y mamá:
            ¡Estoy tan contento! Hoy he disputado mi primer partido del campeonato. Ha sido un encuentro emocionantísimo... aunque el número 6 me pega fatal, es una verdadera calamidad, a lo mejor es porque lleva las botas puestas del revés. Me gustaría que su entrenador no volviese a dejarle jugar más. En cambio, el delantero centro es fenomenal. Con él he aprendido a regatear, a colarme entre las piernas de los defensores, a rematar de chilena, a hacer piruetas...
            No puedo describirte la sensación de libertad tan grandiosa que se siente cuando los porteros, al sacar de su área pequeña, te elevan por los aires y tú asciendes y asciendes por encima del estadio. ¡Qué divertido! ¡Y qué vértigo tan maravilloso al verte de pronto,  obligado a descender desde lo más alto!
            No te digo nada cuando el árbitro pita y señala penalti. En ese instante descubres la soledad del portero y los miedos del delantero, y aunque yo la portería la veo igual de grande, al primero se le hace enorme y al segundo pequeñísima, mientras en las gradas miles de corazones palpitan aceleradamente.
            Pero sin duda, lo más extraordinario es el momento en el que consigo engañar al cancerbero (que así llaman también al portero) y me cuelo en su portería. Entonces, los jugadores me abrazan, me achuchan, me besan... y algunos hasta me lanzan a las gradas, para que los aficionados también me abracen, me achuchen o me besen y así compartir con ellos su alegría.
            Lo que menos me gusta es caer en manos de los porteros. ¿Por qué tienen siempre la manía de escupirse los guantes? ¡UAAAGGG! ¡Es repugnante!
            Papá por favor, dile a mamá que no se preocupe ni sufra por mí, porque las patadas no me duelen. ¡Todos me pegan con tanto cariño! Incluso cuando hoy el número 10 chutó desde el borde del área y yo iba a 170 km por hora (!UAU!)  no sentí nada en absoluto, os lo prometo.
            Presiento que ya estoy cerca de cumplir mi sueño: Jugar la final de un mundial y meter muchos goles.
            ¡En fin! Ahora me voy a descansar... y a curarme dos chichones sin importancia, porque me han estrellado un par de veces contra los postes.

       Vuestro hijo que os quiere muchísimo,
                                                                      

        Esferito Balón Peloto.

Muchas gracias, Juan Ángel, por tu participación en el blog

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