Ya era hora que en este blog se hablase un poquito de teatro y comenzar de la mano de mi gran amiga y escritora Ana es todo un honor.
Aquí os dejo su trabajo y el mío y también su enlace al blog para que lo visitéis, si os gusta la creación y las letras os sentiréis en él como pez en el agua.CUENTOS DE TIHADA
Los oficios de Pamparato (teatro)
Para todos los que me piden textos para
representar en las escuelas o con grupos numerosos. Acá un texto que se puede
usar en la fiesta de fin de curso, para el día del trabajador, en el día de la
tolerancia (que es hoy), para darle valor al pan y que como en esta historia,
nadie se quede sin comerlo... Cuando quieran y donde quieran , es un placer que
se levante el telón.
Agradezco a todos los que usan los
textos y mencionan autoría y blog.
Los dejo con Pamparato.
Los Oficios de Pamparato
Un taller mecánico con herramientas
tiradas por todos lados. Pedazos de motos y carrocería de autos. Ruedas y
volantes colgados del techo. Pamparato, lleno de grasa, con una rueda rodeando
su cintura y un volante de sombrero, con pinzas sosteniendo los pantalones y espejos
colgados en las orejas.
Relator – El primer oficio de Pamparato
fue el de mecánico. Su tío le dejó las herramientas y, aunque nunca le habían
interesado los autos, aceptó el taller y la clientela. Pronto tuvo algunos
inconvenientes…
Cliente 1– (Entra enfadado) Pamparato,
¿se puede saber qué hizo con mi auto? ¡Se lo traje por un cambio de aceite y
desde entonces cada vez que toco la bocina se abre la ventanilla y cuando
quiero bajar el vidrio suena la bocina! ¿Qué tiene?
Pamparato – (Inmutable) Ah… son cosas de
la mecánica.
Cliente 2 – (Entra muy irritado) ¿Dónde
estás Pamparato?
Pamparato – Entre ruedas y motores…los
únicos amores (termina la frase suspirando)
Cliente 2 – Si así trata a sus
amores...¡Me dijo que iba a tener el auto en dos días y han pasado seis meses!
Pamparato – (Sin perder la calma) Ah…son
cosas del almanaque.
Cliente 2 – ¡Me han salido cayos y
juanetes de tanto caminar!
Pamparato – Mejores zapatos va a tener
que comprar.
(Entra Cintia. Es muy coqueta. Tiene una
sandalia en una mano y el taco en la otra; camina dando saltos y esquiva los
obstáculos que hay en el taller, teme ensuciarse)
Cintia – (Grita) ¡Pamparato si te agarro
te mato!
Cintia corre por todo el taller a Pamparato.
Los vecinos tratan de atajarlos.
Pamparato – (Corre) Por favor señorita
Cintia, comprendo su malestar…
Cintia – ¡Quién me arregla los zapatos
que he roto de tanto caminar!
Pamparato – (Agitado) ¡Yo señorita
Cintia, se lo prometo, un segundo se lo voy a solucionar!
Relator/a – Cuando Cintia se cansó de
correr y quedó tendida, Pamparato aprovechó para pegarle el taco. Esa situación
lo decidió a vender el taller y poner una zapatería, los clientes los tenía
asegurados. Al principio el negocio no funcionaba porque nadie quería llevar
sus zapatos por la mala fama de Pamparato como mecánico. Pero Cintia le hizo
buena propaganda y además todos se vieron en la necesidad de acondicionar los
zapatos porque tendrían que caminar por mucho tiempo hasta que apareciera otro
mecánico por el pueblo.
Pamparato resultó ser un buen zapatero.
Así aumentó la clientela, pero también los problemas…
(Se han cambiado los objetos de la
escena para armar una zapatería. Pamparato rodeado de una pila gigante con
muchos pares de zapatos, botas, zapatillas. Todo mezclado.)
Cliente 3 – Vengo por el arreglo.
Pamparato – Sí, acá tiene don Pisano.
Cliente 3 – ¡Yo no uso zapatos dorados,
le traje unos botines marrones!
Clienta 4 – (Entra haciendo
equilibrio) ¡Mire el taco cuello de jirafa que le puso a mis chatitas!
Clienta 5 – (Se tira a los pies
de la Clienta 4 e intenta sacarle las sandalias) ¡Esos son mis tacos!
¡Ha dejado mis zapatos de fiesta como si fueran alpargatas!
Cliente 6 – ¡Las alpargatas son mías, no
me dé estos mocasines de casamiento para trabajar entre las vacas!
(Los clientes se pelean entre sí, se
tiran con los zapatos por la cabeza, buscan en la pila el zapato que les falta.
Pamparato se ataja de los zapatos que vuelan y se esconde)
Relator/a – Era tanta la confusión que
la gente iba de casa en casa buscando su calzado y preguntando si de alguno era
el que Pamparato le había dado. Así se realizaban los intercambios. Cintia -que
se sentía responsable por haberle hecho buena fama al zapatero- organizó a la
gente e hizo una feria en la plaza donde se expusieron todos los pares y cada
uno reconoció el propio, aunque algunos zapatos quedaron perdidos para
siempre o en los pies de alguien al que no le pertenecían porque a zapatería
revuelta ganancia de descalzos.
(Muchas personas caminan por el
escenario, sacan pares de zapatos de las bolsas, se sacan lo zapatos que llevan
puestos e intercambian con otros. Algunos llevan una bota en un pie y una
alpargata en la otra o un zapato dorado y una zapatilla y gritan buscando lo
que les falta. Mucho alboroto. El que encuentra el par se pone feliz y hace el
cambio. Cintia ayuda a que todos recuperen el par perdido, corre de un lado a
otro y calma a las personas)
Relator/a – Cuando la feria terminó,
después de más de 80 horas corridas y a las corridas sin zapatos, Cintia quedó
tan agotada que fue a lo de Pamparato a reclamarle por la situación vivida.
Llegó con el vestido arrugado, ojeras y el cabello revuelto después de muchos
días sin bañarse ni comer.
Cintia –¡Mire Pamparato cómo he quedado
para solucionar los líos que ha ocasionado!
Pamparato – Es verdad Cintia, qué le ha
pasado a su peinado, usted siempre tan prolija y parece una bru…
Cintia – ¡Se atreve a preguntarme qué me
ha pasado! (se agarra de los pelos y grita) ¡Zapatos, taco, color, hebilla,
calzado, color, pomada…! ( Pamparato está callado en un rincón. Cintia se calma
y se tira en un sillón)
Relator/a – Hagamos silencio…Cintia se
calmó y qué tierno es Pamparato, muy suavemente la peina hasta que
ella se queda dormida. Al despertar ve que Pamparato vela su sueño, eso le
provoca tanto cariño que… ¡algo va a cambiar!
Cintia – (Dulcemente) Ah querido
Pamparato ¿querés que prepare pan para untar con mantequilla y ricos
dulces?
Pamparato – Encantada querida Cintia,
¿te puedo ayudar?
Relator/a – Cintia y Pamparato amasaron
con sus propias manos. Pasaron el día compartiendo el pan, risas e historias
y se olvidaron del pueblo, los autos y los zapatos. Después de un día tan
bello Pamparato estaba dispuesto a realizar cualquier tarea y muchas ideas
llegaban a su cabeza…¿o a su corazón?
Pamparato – ¡Ya sé qué negocio voy a
poner!
Cintia – ¿Cuál?
Pamparato – ¡Una peluquería para damas y
caballeros!
Relator/a – Después de aquel sentimiento
de ternura que Pamparato le despertó, Cintia estaba preparada para transformar
la zapatería en peluquería y escuchar los reclamos por cosas tan
insignificantes como las que empezaron a suceder…
(Entra un grupo de personas arrastrando
sillas. Algunos con secadores y ruleros, otros con las manos y la cara llena de
pintura, un grupo con el cabello o la barba llena de espuma. Se sientan en
hilera, mirando al público. Pamparato los atiende y Cinthia corre de un lado a
otro tratando de solucionar problemas)
Clienta 7– ¡Sáqueme esta espuma para la
barba, usted me está tratando de barbuda!
Cliente 8 – ¡Nooo me va a teñir el
pelooo, quiero decir la pelada! ¡Necesito que me saque la barba!
Cliente 9 – (Un señor corpulento) ¡Venga
a sacarme la coronita de novia ya!
Cliente 10 – (Llorando) Mis rizos…¿dónde
están mis rizos? En unas horas me caso (se tira de los cabellos) ¡Quiero mis
rizos!
(Todos los clientes se paran de sus
asientos y le tiran a Pamparato con las pinturas por la cabeza Cintia lo
protege. Los clientes se retiran. Pamparato y Cintia quedan solos en el
escenario)
Cintia – Qué hermoso estás (le acaricia
el rostro), no te pongas triste, comé este pan que hice especialmente para vos.
Pamparato – Pan…pan… sí pan…cómo no nos
dimos cuenta antes…pan …pan (corre alegre llevando en brazos a Cintia)
Relator/a – Desde entonces amasan la
masa, la tarde, la vida. Ella cocina un rico pan caserito, de diferentes
tamaños, aromatizados, cuadrados o redondeados. Pamparato sale con un
canasto gigante al que le ha puesto rueditas y luces de colores.
(Cintia amasa y saluda a Pamparato que
recorre la escena con su carro)
Pamparato – (Canta) ¡Pan barato
pan
rico
pan
para rato
no
se endurece
pan
Pamparato!
Relator/a – Cuando escuchan el cantito
todos los vecinos salen con bolsas, cajas y canastos a buscar los panes
deliciosos y hasta los pájaros lo esperan para recibir las migas de manos de
Pamparato que, feliz de haber encontrado amor y profesión, reparte alimento y
nadie, desde entonces, se queda sin comer por donde pasa Pamparato.
(En el escenario se representa lo que
dice el relator. En el medio quedan Pamparato y Cintia abrazados, junto al
carrito y rodeados de vecinos y pájaros. Todos comen pan y cantan juntos)
Todos – ¡Pan barato
pan rico
pan para rato
no se endurece
pan Pamparato!
Ana Gracia
Felicidades a Ana y a ti, Pilar, por esta entrada. Es un texto que seguro resultará atractivo a los niños, bien como teatro leído o representado. Además permite acercarnos al español del otro lado del Atántico, algo que sin duda enriquecerá a nuestros alumnos. Feliz semana.
ResponderEliminarQue divertida y original obra con un final feliz y prometedor, las situaciones son graciosísimas txapeldun a las dos. un abrazo Begoña
ResponderEliminarCompletamente enganchada a tu blog:
Eliminar¡¡¡Gracias por tanto!!!
Besos.
Yo también creo que a los niños les puede encantar. Es una obra muy bonita, simpática y creativa. Y que decir de tu dibujo ... pues que fenomenal como siempre. Sois las dos unas grandes artistas . Un abrazo.
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